Meditación caminando

MEDITACIÓN CAMINANDO

Caminar por caminar es una gran alegría. Gracias a la práctica del caminar consciente, estamos plenamente presentes en nuestros pasos y en nuestra respiración, la mente asentada con firmeza en el aquí y el ahora. Cualquier momento del día en que andamos se convierte en una oportunidad para practicar.
Cuando practicamos la meditación caminando, cada paso que damos puede generar energía de paz, soltar tensión corporal y ayudarnos a entrar en contacto con las maravillas de la vida que nos nutren y nos sanan. Si hay en nosotros suficiente plena consciencia y concentración, con cada paso podemos entrar en contacto profundo con la tierra. Caminando desde la escuela hasta el aparcamiento puedes disfrutar de cada paso.
Si combinas la respiración con los pasos, puedes disfrutar hondamente de la práctica del andar consciente. Inspirando, puedes dar dos o tres pasos. Espirando, puedes dar tres o cuatro pasos. Pon atención en el contacto entre tus pies y el suelo. No dejes que la mente se quede ahí arriba, en tu cabeza; llévala hacia abajo, a la planta de los pies, y toca el suelo conscientemente. Camina como si besaras la tierra, la madre Tierra, con los pies. Eres consciente de la madre Tierra, sabes que la estás acariciando con los pies. Puede ser una experiencia muy agradable. No tienes por qué sufrir o realizar ningún esfuerzo especial para ser consciente de estar tocando la tierra. Inspirando, tocas la tierra y te dices: «He llegado, he llegado». He llegado al destino llamado vida, porque la vida está aquí y ahora. El aquí y el ahora son el único tiempo y lugar en que la vida está disponible.
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