Comer conscientes

Comer concientes 

Comer puede ser una meditación profunda. Gracias a la plena consciencia y a la concentración, cada minuto del desayuno, del almuerzo o comida y de la cena, incluso un sencillo aperitivo, puede convertirse en un minuto de alegría y felicidad.
En la práctica de la comida consciente dejamos de hablar o pensar, porque el pensamiento siempre nos aleja del aquí y del ahora. Nos limitamos a disfrutar de la compañía de los demás, de la comida. Cada una de las personas que come con nosotros puede participar de la energía colectiva de plena consciencia y alegría y contribuir a ella.
Mientras practicamos la comida consciente, ponemos la atención únicamente en dos cosas. Primero, somos conscientes de la comida que nos servimos. Inspiramos, espiramos y somos conscientes de las verduras, del arroz, de cualquier cosa que estemos ingiriendo. Cuando tomo un trozo de zanahoria, lo hago de forma consciente y dedico un segundo a contemplar la zanahoria. Un segundo basta para ver que en esa zanahoria está el sol, está la lluvia, está la fértil tierra. El tiempo, el espacio, el agricultor, el conductor del camión: todos están presentes en esta zanahoria. Este trozo de zanahoria contiene todo el universo. Y así, un solo segundo de contemplación consciente te pone en contacto con todo el universo.
A continuación introduce ese trozo de zanahoria en tu boca conscientemente. No introduzcas ninguna otra cosa, como preocupaciones o proyectos. Tan solo ese trozo de zanahoria. Las estrellas, el sol, la madre Tierra y el universo entero, todos han llegado hasta ti en forma de zanahoria para alimentarte. Eso es el amor. Cuando masticas, solo masticas la zanahoria y no tus proyectos, tu ira o tu miedo. No es nada saludable masticar esas cosas. Podemos disfrutar de comer cada bocado de esa forma, con mente clara y el corazón lleno de gratitud.
El segundo objeto de nuestra plena consciencia es la presencia de los demás practicantes a nuestro alrededor. Podemos comer conscientemente junto a nuestros colegas, en el aula con los estudiantes o en casa en familia. Cuando comemos juntos de esta manera, generamos energía de plena consciencia y alegría. Así, no solo nos alimentamos de comida, sino también de la energía colectiva de fraternidad, paz y alegría. Comer de esta forma puede ser muy alegre, aunque lo hagamos en silencio. Esta clase de silencio al comer es un silencio muy elocuente: nos habla de unión y fraternidad. Comer de esta forma puede alimentar al mismo tiempo el cuerpo y la mente.
Tu salud depende en gran medida de lo que comes. Comamos de una forma que preserve la compasión en el corazón, que ayude a todos los seres vivos a sufrir menos y que contribuya a proteger nuestro precioso planeta.

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